Una mirada histórica
Desde tiempos remotos en la Península Ibérica, el rito funerario predominante fue la inhumación. Estudios arqueológicos revelan que la incineración no aparece con claridad hasta la Edad del Bronce (siglos X–IX a.C.) en el noreste peninsular, probablemente influenciada por la cultura de los campos de urnas europeos.
En el contexto europeo, la cremación fue una práctica habitual durante la Edad del Bronce (alrededor del 2000–1000 a.C.) y fue ampliamente utilizada por griegos y romanos, especialmente entre clases altas y militares. Sin embargo, con la expansión del cristianismo, esta práctica decayó notablemente en favor del entierro, en línea con la concepción de la resurrección del cuerpo.
En España, no fue hasta 1973 cuando se inauguró el primer crematorio en el cementerio de La Almudena (Madrid), realizando 43 cremaciones ese mismo año. En los ochenta, la tasa era inferior al 2 %, pero hoy en día la incineración representa alrededor del 40 % de los fallecimientos a nivel nacional, y alcanza hasta el 70 % en algunas capitales.
¿Por qué se opta por la incinerización?
- Motivos económicos
Los costos de un funeral tradicional son elevados: un entierro básico ronda los 3.700 € en promedio, pudiendo llegar a 12.000 € según los extras. La incineración, en cambio, puede costar tan poco como 600 € en opciones básicas.
En otras estimaciones, la incineración puede costar entre 1.500 y 3.500 €, mientras que un entierro básico supera los 3.500 €. - Consideraciones medioambientales
La inhumación puede generar contaminación a través de productos químicos de embalsamamiento y materiales del ataúd, además de ocupar espacio limitado. La incineración es vista como una alternativa más sostenible, aunque con emisiones moderadas de dioxinas y furanos. - Motivos personales y culturales
La mentalidad social ha evolucionado: se valora más lo simbólico, lo personalizable, y se rechazan los rituales rígidos. La normativa de la Iglesia también ha evolucionado: desde 1963, la cremación ya no está prohibida para católicos, aunque el lugar de conservación de las cenizas debe estar en un espacio sagrado
Además, nuevos rituales como urnas biodegradables, cementerio marinos, joyas con cenizas o espacios como columbarios en estadios reflejan esta transformación cultural.
Seguros funerarios y cobertura de incineración
La mayoría de las pólizas de seguros de decesos ya incluyen la opción de incineración. Estas pólizas suelen encargarse de toda la gestión: traslado del cuerpo, trámites, cremación, entrega o depósito de urnas, incluso en el extranjero.
En España, algunas de las aseguradoras más relevantes que ofrecen coberturas de decesos incluyen: Mapfre, Santalucía, Helvetia, Caser, Fe Seguros, Adeslas, DKV, Ocaso y Asociación Europea.
También existen alternativas modernas al seguro tradicional. Empresas como FunePlan ofrecen planes funerarios con pago único o fraccionado (5-10 años), que incluyen servicios como cremación y urna, a precios cerrados y sin sorpresas.
Otras opciones como Pazy se presentan como plataformas digitales más transparentes, justas y flexibles frente al modelo tradicional.
Conclusión
La inhumación, tan arraigada en nuestra tradición, está cediendo terreno a una incineración que suma beneficios económicos, ecológicos, culturales y logísticos. La evolución de la sociedad y del sector funerario refuerza esta opción, ofreciendo mayor flexibilidad y personalización en el cómo nos despedimos de los nuestros.
Si estás valorando o informándote sobre seguros de decesos hoy, elegir uno que cubra la incineración es una opción práctica y cada vez más acorde con las necesidades actuales. Empresas como Mapfre, Santalucía y Helvetia, por citar algunas, ya ofrecen estas coberturas.